Y son términos innatos al liderazgo femenino, además de muchos otros que, a día de hoy, pocas personas se atreven a cuestionar.

A las que lo hacen, a esas que aún miran hacia otro lado, por indiferencia o con desdén, invitamos a la reflexión de la mano de María Carceller, CEO de Grupo Rodilla. También a esas mujeres que necesitan referentes, que desean sacudirse el síndrome del impostor o que simplemente quieren que una líder les recuerde que merece la pena intentarlo.

• Una idea del liderazgo: “El liderazgo es tener una visión, pero compartirla”.

• Un consejo inspirador: “Si quieres, puedes, y te va a enriquecer a nivel personal”.

• Un objeto simbólico del liderazgo: “Un delantal, porque en el mundo de la restauración, la marca es la persona que te atiende, y en ese papel, todos tenemos que compartir la misma cultura, la misma devoción por los clientes”.

Renuncia y satisfacción: de la desilusión de las nuevas generaciones a su honestidad

Uno de los grandes problemas a los que se enfrentan las mujeres en el mercado laboral es a la necesidad de afrontar una carrera profesional lineal cuando las necesidades vitales son cambiantes y abruptas. Para muchas de ellas, a los 30 años, justo a punto de conquistar la cúspide de sus expectativas, les sobreviene la maternidad, como un tsunami, o la necesidad de atender a personas mayores, incluyendo más palos a la rueda del desarrollo. ¿Qué hacer entonces? ¿Cómo sortear esa situación?

Para María Carceller, son varias las claves del impulso femenino en puestos de dirección. Un impulso que, recuerda, no tiene por qué ser lineal, sino adaptado a las necesidades de cada profesional en momentos concretos de su vida, y que necesita del apoyo desde la dirección empresarial y del acompañamiento.

De hecho, ese discurso del sacrificio y de la renuncia, ajeno a las ventajas de ocupar un rol de liderazgo, por ejemplo, la realización personal y profesional que supone, lastran la motivación de las nuevas generaciones. Por eso, tal y como indica la CEO de Rodilla, es necesario que estas “realmente vean que hay una parte maravillosa, muy satisfactoria, que es ayudar a desarrollar proyectos, personas…”, explicaba Carceller y subraya: “Más que contar lo que hemos tenido que hacer para llegar es contar lo que puedes disfrutar de una posición”.

No en vano, la CEO habla de “un class generacional brutal, yo no lo había visto nunca tanto como ahora”. Una amplia brecha generacional que, en su opinión, provoca que haya dos mundos, el del consejo de administración, con unas maneras y un idioma muy definido y estructurado, y el del equipo de trabajo, donde el cambio generacional es más rápido y donde se adopta un estilo “mucho más natural”, explica.

Sin embargo, Cerceller, lejos de criticar esta nueva forma de entender el trabajo, las responsabilidades, etcétera, de las nuevas generaciones, las asume como un desafío optimista, del que salir fortalecidos y beneficiados como profesionales y como sociedad. Para estos y estas jóvenes, Cerceller atribuye un estilo de trabajo “más adecuado a lo que eres tú”, más honesto. Al fin y al cabo, tal y como indica, “vivir impostando es complicado y es incómodo (…), te lleva a la infelicidad y al desequilibrio”. Por eso, esta líder acepta el reto de adaptar los estilos de liderazgo a un nuevo modo de entender la vida: “Desde hace diez años, es el equipo el que genera el cambio en tu estilo de dirección”.

Cerceller apuesta por la inteligencia emocional como pilar de la cultura empresarial, por el acompañamiento desde el liderazgo, por la escucha, la adaptación del plan de carrera y desarrollo profesional y por dar alas a un discurso que no se centre solo en la renuncia sino en la satisfacción y la realización personal y profesional. En definitiva, por un liderazgo con mirada femenina donde las habilidades bandas, emocionales y sociales, sean tan importantes como las duras. “Antes era o ahora o nunca; ahora es todo mucho más flexible, mejor para el desarrollo del talento”, subraya Cerceller.